Karol Wojtila y el judaísmo
El testamento del Papa y el Rabino de Roma
9/4/2005
Tiene palabras de agradecimiento para su secretario particular, el fiel Estanislao Dziwisz, recuerda a sus padres y hermanos y en otro apartado también tiene palabras de agradecimiento para el que fuera rabino jefe de Roma, Elio Toaf.Foto: Juan Pablo II durante su visita a la sinagoga de Roma en 1986.
En
el curso de más de veinte años en los que realizo el servicio Petrino “in medio
Ecclesiae” he experimentado la benévola y como nunca fecunda colaboración de
tantos Cardenales, Arzobispos y Obispos, tantos sacerdotes, también personas
consagradas- Hermanos y Hermanas- en fin tantísimas personas laicas, en el
ambiente curial, en el Vicariato de la Diócesis de Roma, así como fuera de estos
ambientes.
¡Como no abrazar con grata memoria a todos los Episcopados del mundo, con los
cuales me he encontrado en el sucederse de las visitas “ad limina Apostolorum”!
¡Cómo no recordar también a tantos Hermanos cristianos- no católicos! ¡Y al
rabino de Roma y así numerosos representantes de las religiones no cristianas!
¡Y a cuantos representan en el mundo de la cultura, de la ciencia, de la
política, de los medios de comunicación social!
En la medida en que se acerca el límite de mi vida terrena regreso con la
memoria al inicio, a mis Padres, al Hermano y a la Hermana (que no he conocido,
porque murió antes de mi nacimiento), a la parroquia de Wadowice, donde he sido
bautizado, a aquella ciudad de mi amor, a los coetaneos, compañeros y compañeras
de la escuela elemental, del gimnasio, de la universidad, hasta los tiempos de
la ocupación, cuando trabajé como obrero, y en seguida a la parroquia de
Niegowie, a aquella Cracoviana de San Floriano, a la pastoral de los académicos,
al ambiente... a todos los ambientes... a Cracovia y a Roma... a las personas
que en modo especial me han sido confiadas en el Señor.
A todos quiero decir una sola cosa: “Dios os recompense”
“In manus Tuas, Domine, commendo spiritum meum”